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La Opción izquierdista es la mejor opción
Por Eric Mann y Kikanza Ramsey

En el nuevo mundo actual del capitalismo transnacional y el eclipse temporal de la resistencia socialista existe un creciente debate entre izquierdistas y liberales en cuanto a cómo crear movimientos de base amplia que desafíen a la monstruosa Derecha.

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional exigen el desempleo elevado, una mano de obra barata y la desintegración de programas de bienestar social: es decir, "la nueva igualdad" en el campo de batalla transnacional. La Derecha (encabezada por el Contrato con América de Gingrich) y la Derecha centrista (encabezada por el Concilio de Liderazgo Demócrata de Clinton) trasladan la agenda corporativa al ámbito político—creando mecanismos que convierten la percibida participación democrática en un conjunto arbitrario de opciones falsas.

Ambos partidos políticos preguntan retóricamente: "¿debemos recortar AFDC, beneficios por incapacidad, hospitales o el transporte de autobuses?; ¿realizamos los recortes en los ghettos, en los barrios o en las reservaciones para indígenas?" Mientras tanto se excluyen, o se sofocan, del menú de "opciones" las propuestas izquierdistas—la desintegración de la institución militar/industrial, beneficios médicos pagados por el gobierno para toda la población, la prohibición de carcinógenos industriales, un sueldo mínimo garantizado y un sueldo máximo vigilado, la educación pública gratuita desde kindergarten hasta el nivel universitario, un programa antiracista completo, una agenda femenista para la mujer que trabaja, la cancelación de la deuda externa para el Tercer Mundo y el fin al bloqueo contra Cuba. En estos tiempos de una Izquierda frágilmente organizada, nosotros los del Centro de Estrategia Laboral/Comunitario intentamos crear coaliciones suficientemente amplias que puedan amenazar a la Derecha y fomentar una política izquierdista suficientemente enfocada que pueda desafiar la hegemonía ideológica derechista.

Al ponerse en marcha AhoraNow, las medidas tomadas recientemnete por el Condado de Los Angeles para cerrar hospitales y despedir a miles de sus trabajadores, y por la Autoridad del Transporte Metropolitano (MTA, siglas en inglés, por Metropolitan Transit Authority) para desintegrar aún más el sistema de transporte de autobuses, han producido reacciones estratégicas diametralmente opuestas por parte de izquierdistas y liberales, precisamente cuando éstos deberían formar una misma coalición para lograr la expan- sión de trabajos sindicalizados, la salud pública y el transporte público.

Nuestro trabajo organizador tiene cuatro elementos estratégicos
En primer lugar, desarrollamos una clara política de acción que expone los objetivos y los aliados principales del proceso organizativo. Nuestro análisis de los Estados Unidos como imperio, la importancia estructural que ocupan la conquista y el racismo en la cultura estadounidense y la naturaleza fundamentalmente antidemocrática de la "democracia" capitalista son elementos esenciales que informan nuestra estrategia a largo plazo. Nos esforzamos por lograr una alianza inclusiva de muchas clases sociales y de proponentes de diferentes puntos de vista para desafiar la dominación del capitalismo transnacional.

En segundo lugar, organizamos a los no-organizados—trabajadores, mujeres, gente de bajos ingresos y gentes de color. Dadas sus experiencias de vida, serán éstos la fuerza mayor en la lucha contra las prioridades dictadas por el mercado.

En tercer lugar, organizamos nuevas coaliciones de política independiente—grupos de trabajadores sindicalizados, organizaciones populares de comunidades de bajos ingresos y estudiantes de secundaria, preparatoria y universitarios—para desafiar al capital corporativo transnacional y su red de protectores—el partido Demócrata, el AFL-CIO y las burocracias de derechos civiles. Estos sentinelas liberales imponen sobre la política progresista su dictadura de "ideas aceptables y acciones razonables." Sofocan la disidencia y declaran "fuera de orden" cualquier oposición estructural a la dominación de clase, el racismo, la supremacía masculina y el imperialismo que reina en la sociedad estadounidense. En cuarto lugar, la creación de una base independiente facilita nexos complejos, de concordia y de pugna, con oficiales sindicales y Demócratas. Se encuentran puntos de interés común específicos y se trabaja en coalición cuando lo es posible, pero se toma acción independiente cuando lo es necesario.

Esta orientación es producto de quince años dedicados a organizar
La campaña para mantener abierta la fábrica de General Motors en Van Nuys, las campañas para derrotar al programa "Weed and Seed" y la Proposición 187, la campaña por la contabilidad corporativa contra Texaco y la campaña Billones para Autobuses: Con cada campaña se han creado clientelas multiraciales de clase obrera para combatir imponentes fuerzas conservadoras, racistas y corporativas. A la vez, los nexos estrechos logrados en coalición con aliadados en cada campaña han sido acompañados por dificultades notables con auto-denominados "realistas" liberales que sostienen que nuestra perspectiva es "correcta en general" pero "utópica y destructiva" en todo caso particular.

La campaña de UAW para mantener abierta la fábrica de General Motors en Van Nuys (1982-1992), encabezada por Eric Mann, Chris Mathis, y Rudy Acuña—fundadores del Centro de Estrategia y miembros de UAW,—cuestionó el "derecho administrativo" practicado por GM para cerrar fábricas y despedir empleados, la mayoría de ellos latinos y negros y el 15% compuesto por mujeres. Los trabajadores mismos de UAW ofrecieron la mayor resistencia a la suspensión del trabajo, pero en concierto con la coalición independiente Laboral/Comunitaria para Mantener Abierta la Fábrica de General Motors en Van Nuys. El Padre Luis Olivares alabó a la campaña "como parte de una revolución social que pone los derechos de los trabajadores y las comunidades por encima de las ganancias de las corporaciones." Mientras tanto, la Internacional de UAW, de sentinela liberal, atacó al militante Local 645 de UAW, sosteniendo que éste amenazaba la capacidad de GM "para competir" en el mercado global y ponía en peligro las nuevas políticas del sindicato referentes a la "cooperación trabajador/gerencia."

Con la campaña lograda en contra del Programa "Weed and Seed"(1992), luchamos contra este programa "anti-crimen" racista del Ministerio de Justicia porque violaba los derechos civiles de las comunidades de color al establecer "zonas objetivo" donde el FBI y el INS funcionarían como ejército de ocupación. La administración Bush fue el enemigo principal, y la resistencia mayor surgió de la juventud urbana y de organizaciones dedicadas a defender sus derechos. La coalición independiente que pretendía impedir que Los Angeles aceptara los fondos de dicho programa incluyó al Centro de Estrategia, AGENDA y SCLC(siglas en inglés, por Southern Christian Leadership Conference). En su papel de sentinelas liberales, muchos oficiales demócratas y proveedores de servicios sociales decían: "sí, este programa viola algunos derechos, pero es la única manera de adquerir los fondos necesarios."

En la campaña contra la Proposición 187(1994), los enemigos principales fueron Pete Wilson y el partido Republicano y la resistencia mayor vino de inmigrantes latinos y asiáticos, los grupos más amenazados por las medidas represivas de esta iniciativa electoral. El Centro de Estrategia, la Sindicato de Pasajeros (SDP), la coalición Pro-Inmigrante, API Fire y el movimiento estudiantil Cuatro Vientos se incorporaron a la coalición independiente—"Abajo con 187"—para realizar una marcha que superó los 100,000 participantes. El Grupo de Estrategias Urbanas de este Centro publicó Derechos humanos para los inmigrantes para así afirmar que el "voto" de un electorado racista no podía determinar los derechos humanos de los inmigratnes latinos y asiáticos. Mientras tanto, Bill Press, presidente del partido Demócrata de California y uno de los sentinelas liberales, declaró en un foro pos-electoral que la persona que propuso el uso de banderas mexicanas en la marcha "merecía ser fusilada."

Por medio de la campaña por la contabilidad corporativa contra Texaco (1993-actualidad), nuestro Comité Vigilante por la justicia ambiental (Watchdog) exige una reducción anual del 10% en las emisiones producidas por las refinerías petroleras de Texaco, una clínica médica en Wilmington que atienda a aquéllos expuestos a químicos tóxicos, un inspector comunitario para la prevención de explosiones en las refinerías y compensación para el pueblo de Ecuador por daños a su bosque tropical causados por Texaco. Los residentes latinos de Wilmington y los trabajadores y campesinos de Ecuador, que son los más amenazados por las políticas de Texaco, constituyen la resistencia principal. No obstante, la coalición independiente incluye las Madres del Este de Los Angeles, la Red del Sudoeste por la Justicia Económica y Ambiental (Southwest Network for Economic and Environmental Justice) y Acción Ecológica de Ecuador. Entre los sentinelas liberales se encuentran oficiales regionales del Sindicato de Trabajadores Petroleros, Químicos y Atómicos—que temen la suspensión del trabajo en la refinería—y clérigos y directores de las escuelas públicas de la zona—que están "acostumbrados" a los "donativos" que reciben de las compañías petroleras.

En tal contexto, es educativo para activistas e intelectuales a niveles nacional tanto como internacional el debate reciente en torno a lo que constituye una reacción progresista ante las crisis presupuestaria y de transporte público encaradas por el condado de Los Angeles.

No es justo escoger entre Salubridad y Transporte Público
En 1993, el Grupo de Estrategias Urbanas de este Centro publicó "La Reconstrucción de Los Angeles desde abajo" como reacción progresista a la insurrección urbana de 1992. Dicho documento abogaba a favor de un modelo de urbanización económica viable en términos ecológicos, de servicios sociales más extensos para la creciente clase pobre de esta ciudad, y de recortes severos en los fondos designados para la policía y las prisiones. En ese mismo año, después de 20 años de corporatización liberal en manos del alcalde Tom Bradley (subvenciones masivas para la urbanización del centro, migajas para las comunidades de bajos ingresos), asumió el poder el republicano Richard Riordan. El plan de Riordan: vender bienes públicos a las corporaciones (la biblioteca Phillip Morris, el aeropuerto Bank of America), arruinar a los sindicatos, eliminar al gobierno de los "negocios" de salubridad y transporte de autobuses, contratar más policías e invitar a jefes corporativos a administrar el gobierno en su propia imagen.

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