V. Oposición electoral: Nader/La Duke De entrada parece imposible
hasta considerar que existen diferencias entre Bush y Gore, ya que su contienda no tiene que ver con su objetivo compartido de la dominación norteamericana del mundo. Tomando eso en consideración,
participar seriamente con los Verdes y la campaña de Nader/La Duke parece emocionante, en particular con la promesa (o cuando menos la posibilidad muy real) de que un gran número de votos para los Verdes
abriría la puerta para el establecimiento futuro de un tercer partido de Izquierda. Por lo tanto, nuestra evaluación más prolongada de Nader empieza con la pregunta: "¿Representa la candidatura de Nader/los
Verdes un reto para Gore y los demócratas de la Izquierda?" Nader es un periodista sensacionalista en una cruzada, un demócrata liberal
que ha roto con el Partido Demócrata. No es de Izquierda ni alega serlo. Ralph Nader es, como él mismo llamó a una de sus organizaciones, un
Ciudadano Público. Ha organizado una red nacional de Grupos de Investigación de Interés Público (PIRG, por sus siglas en inglés) para retar el abuso corporativo del poder, especialmente cuando afecta a los
consumidores. La estrategia fundamental de Nader consiste en la creación de un estado regulador capitalista progresista, reforzado por grupos de defensa del consumidor en Washington D.C., cuyas tácticas de
primera línea serían entablar demandas colectivas y querellas administrativas: Al adoptar la visión liberal del "poder compensatorio" propuesto por John Kenneth Galbraith, es decir, al proteger el
capitalismo de los capitalistas, Nader es un hombre que cree en el sistema y exige que funcione.
Nader respalda los derechos de los estados. Nader argumenta que el movimiento de derechos de los estados emprendido por jueces
republicanos es positivo en muchos aspectos ya que él no teme a la violación de las protecciones constitucionales en contra de los negros y latinos a escala estatal tanto como a la anulación de las
iniciativas ambientales y del consumidor a ese nivel. Esta posición resta importancia al peligro del terror racista en el ámbito estatal y no sincroniza para nada con el arma esencial de la intervención
federal para hacer cumplir los derechos civiles en muchos puntos críticos de la historia de Estados Unidos. Nader alega, en una entrevista con Harold Meyerson del L.A. Weekly: "No se han reducido los
derechos civiles desde la decisión Dred Scott. No se van a retirar estos logros y, si eso ocurriera, probablemente sería la fuente más importante en el restablecimiento de las acciones civiles en nuestra
generación." A pesar de sus credenciales de abogado, Nader muestra una ignorancia espeluznante sobre la ley en lo relativo a las razas y el racismo, además de una patriotería blanca arrogante cuando da
palabras tranquilizadoras displicentes a los negros, los latinos y los indígenas señalando que dependen de los estados para que la protección de sus derechos civiles. El respaldo de Nader a los "trabajadores norteamericanos" se basa en un proteccionismo patriotero estadounidense ante la competencia del Tercer Mundo.
El atractivo de Nader para los "trabajadores" se limita en realidad a los sectores blancos y de hombres más privilegiados de la clase obrera de
estadounidense... en contraposición directa a los intereses de la clase obrera internacional. La política comercial de Nader se enfoca en "proteger" a los trabajadores norteamericanos de los estragos de la
competencia internacional. La oposición de Nader a establecer relaciones comerciales normales y permanentes con la República Popular China se fundamenta en argumentos patrioteros. Afirma que Estados Unidos
es una democracia, que China es una dictadura y que aquel puede ser el árbitro de los sistemas sociales de los países con los que comercia, seleccionando en este caso a China por sus violaciones de los
"derechos humanos" cuando Estados Unidos se cuenta directamente, y por medio de sus representantes organizados, entre los peores violadores de derechos humanos del mundo.Nader ha concentrado
su campaña en los sindicatos más proteccionistas, patrioteros y xenófobos (United Auto Workers, de obreros siderúrgicos, de camioneros, por ejemplo) cuyos miembros trabajan para empresas que compiten con
productores del Tercer Mundo. Los líderes de estos sindicatos a menudo trabajan de la mano con sus propias corporaciones, combaten todas las leyes ambientales que puedan amenazar a alguno de sus empleos,
suprimen la militancia sindical y la democracia en sus propias filas, y tratan de bloquear las importaciones en Estados Unidos y de derribar las puertas de cualquier país que imponga tarifas para poder
proteger sus industrias nacionales de las exportaciones norteamericanas. Estos aristócratas sindicales desean el control total del mercado estadounidense y controlar totalmente el mercado mundial. En el New York Times
se citó a Nader diciendo a un grupo de trabajadores: "Ustedes son los hombres que trabajan duro. Ustedes son los hombres que pagan los impuestos. Ustedes son los hombres que pelean las guerras. Y de pronto les informan, 'Qué mala suerte, pero vamos a cerrar la fábrica. Es por la globalización.' Y luego usan fábricas en el extranjero, en donde los dictadores detienen los salarios para poder competir en contra de ustedes." El "ustedes son los hombres" que repite Nader acepta el elemento masculino de la fuerza laboral como un hecho. Comparte el atractivo que Bill Clinton tiene para los trabajadores conservadores, llamándoles contribuyentes, una de las palabras clave de los demócratas de Reagan. Les elogia por luchar en las guerras. (¿Las invasiones de Corea, Vietnam y Grenada? ¿El bombardeo de la población civil en Irak y Kosovo?) Juega con la imagen de que todos los países del Tercer Mundo están gobernados por dictadores, una aseveración de que Estados Unidos es una democracia con respecto a la cual se debe juzgar los demás sistemas sociales. El tema que Nader usa para motivar a estos trabajadores no es la lucha de clases con sus propios patrones y burócratas sindicales ni un movimiento internacional de obreros y de pueblos de nacionalidades oprimidas en contra del imperialismo sino más bien el de la xenofobia.
Nader es blando y evasivo en cuestiones de la brutalidad y el abuso policíacos. En un paquete informativo de su campaña, Ralph Nader habló de "las fuerzas del orden público" sin mencionar del todo la brutalidad y los abusos policiacos o el
racismo en el sistema de justicia penal. En su lugar, redujo una vez más el papel del estado capitalista a cuestiones relacionadas con los consumidores. "Las fuerzas del orden público, que supuestamente
están para proteger los intereses de los consumidores en contra de los delitos, fraudes y abusos corporativos, son una farsa que no tienen los recursos ni la voluntad de aplicar realmente la ley." Para Nader
significan las agencies gubernamentales como la división antimonopolios del Departamento de Justicia, EPA y OSHA, mientras que para la mayoría de las personas en las comunidades multiétnicas y del movimiento
de derechos civiles el término "las fuerzas del orden público" se entiende como la policía. Fomenta la ilusión de que la ley existe "supuestamente" para proteger a toda la población cuando se entiende
generalmente es para la protección de la sociedad blanca acaudalada. Nader supone que tenemos un buen sistema legal y propone el mínimo de reformas. Por eso, cuando se le preguntó sobre la brutalidad
policiaca en Seattle, afirmó: "No hagan estereotipos de la policía." Su observación de que "la policía en Seattle reaccionó de una forma exagerada porque nunca antes se había enfrentado a una manifestación"
rebasa el límite de la candidez y sugiere falsedad para obtener beneficios políticos. Nader se muestra realmente hostil a un análisis de la violencia policiaca racista y ha optado por distanciarse del
creciente movimiento en contra de la violencia y la brutalidad policiacas. Nader resta importancia y desvía las discusiones serias
sobre Estados Unidos como potencia imperialista... no reta la ideología ni las políticas proimperialistas. En el
L.A. Weekly Nader observó que: "No somos muy buenos en hacer la paz. Gastamos sumas incalculables en miles de millones de dólares en prepararnos para la guerra, pero no tenemos un Departamento de la Paz.
Esto significa que somos débiles en los ámbitos de la diplomacia y la defensa preventivas, por lo que siempre estamos tropezando con crisis y teniendo que tomar decisiones instantáneas difíciles... y mandar
nuestras propias tropas. No contamos con fuerzas multilaterales de reserva para mantener la paz que estén bien capacitadas. Así que participamos en la OTAN y en todo tipo de situaciones dominadas por Estados
Unidos que tienden a salir mal." Nader utiliza el "nosotros" mayestático como si él y el Pentágono estuviesen representando juntos los mismos "intereses nacionales" y como si simplemente estuviesen en
desacuerdo con las tácticas. Lo que equivale a una identificación con la clase gobernante y la nación estado que caracteriza el liberalismo populista que Nader comparte con Al Gore.Con
respecto al presupuesto militar, Nader se concentra en el uso inapropiado de los fondos. En su discurso en Los Ángeles, Nader comentó: "Tenemos un presupuesto militar de 330 mil millones de dólares para
defender a aliados prósperos que pueden defenderse a sí mismos en contra de enemigos inexistentes. Gastamos decenas de miles de millones de dólares para protegernos de los coreanos del norte, un pueblo que a
duras penas tiene para comer, ¿cómo puede tener miedo de Estados Unidos? Nuestra política defensiva se basa en quién está interesado en obtener más y más contratos con el gobierno. Es un despilfarro
impracticable." Para Nader, todo el complejo militar-industrial del imperialismo es un despilfarro corporativo motivado por las ganancias inmediatas de los contratistas en la industria de defensa y las
tendencias militares avariciosas de los cabilderos que se enriquecen gracias a enemigos imaginarios. Nader atrae audiencias blancas crédulas y, a menudo, privilegiadas para reírse del desperdicio de dinero y
de la avaricia corporativa del Pentágono, pero no les incita a actuar en contra del bloqueo norteamericano de Irak y Cuba, el bombardeo aéreo estadounidense de las poblaciones civiles de Irak y Kosovo, y del
próximo Vietnam en Colombia. Habla acerca de cómo las políticas militaristas de Estados Unidos fueron "contraproducentes" cuando de hecho han triunfado dolorosamente y avanzado los intereses del imperialismo
norteamericano. Nader no reta la ideología imperialista sino contribuye a la misma al presentar a Estados Unidos como un coloso bien intencionado, pero torpe, que no sabe cómo hacer la paz. ¿Un departamento
de "paz" administrado por el imperialismo norteamericano? Que se deje de hacer bromas. La campaña de Nader no es de movimientos,
representa un subconjunto del movimiento progresista blanco y está plagada de patriotería de los blancos. Nader prácticamente no hizo nada en
los cuatro años desde que se postuló por última vez a la presidencia para establecer lazos con los movimientos sociales militantes ni para informarse sobre los mismos. Se postuló para presidente en 1996 y,
como bien observaron varios liberales y activistas más radicales: "¿En dónde diablos estuvo durante 4 años?" En contraste con Jesse Jackson, quien se postuló para el cargo en 1984 y obtuvo muy buenos
resultados en las primarias demócratas y a quien, en los siguientes cuatro años, se le vio en todos los piquetes de la campaña en la planta GM Van Nuys y de la huelga de Hormel, además de todas las
manifestaciones en contra de la Brutalidad policiaca. La única identificación de Nader con el activismo ha sido en las protestas de estudiantes blancos en contra de la "globalización" (pero no del
imperialismo) en Seattle. Básicamente no participó en nada en los últimos cuatro años y en su campaña actual continúa su aislamiento y no tiene conexión con los movimientos sociales, en particular los
antirracistas y antiimperialistas arraigados en las comunidades multiétnicas o de la clase obrera de base predominantemente multiétnica. Asimismo, los manifestantes que Nader apoyó en
Seattle eran más de un 90 por ciento blancos, igual que lo fueron los miembros de la Direct Action Network (Red de Acción Directa) en el Congreso Nacional Demócrata en Los Ángeles, las 400 personas que
escucharon su discurso en Los Ángeles en agosto y más de 12,000 individuos que lo oyeron hablar en Minneapolis en septiembre. Se debe crear una Nueva Izquierda viable e históricamente relevante con una base
multirracial sólida en la que la gente de diversas etnias esté representada en una proporción muy significativa, de preferencia constituir la mayoría, y definitivamente entre los dirigentes. Los Verdes, los
grupos estudiantiles en los que tiene mayor popularidad y el mismo Nader no ven casi nada malo en su mundo prácticamente blanco y, en cambio, hablan de "integrarse y diversificarse". No existe ningún
precedente histórico en ningún lado en el cual una estructura predominantemente blanca haya evolucionado a una estructura mayoritaria multiétnica. Los Verdes no entienden la patriotería blanca, y ni para qué
hablar de su naturaleza profundamente reaccionaria, como una cultura o ideología, pero la irradian en todas las representaciones de organización y políticas que hacen de sí mismos. La patriotería blanca de Nader y el Partido Verde es endémica, sistemática y peligrosa. Nader y los Verdes blancos son muy hostiles al desafío que las comunidades
multiétnicas y de blancos antirracistas presentan a su propia patriotería y su eliminación de las luchas contra el racismo. Existe un criticismo
creciente en el movimiento de derechos civiles/antirracistas de que Nader es peligrosísimo y muy dañino para la lucha en contra del racismo. El principal problema es que Nader sabe qué piensa. Ha declarado
claramente que considera la lucha contra la discriminación racial como algo subordinado e incorporado a la "clase" e indicado que todos los esfuerzos para dar prioridad al desafío en contra del racismo y la
supremacía blanca, en la sociedad y en su campaña, distraen y dividen, y que tratará con ellos severamente.Más de 20 miembros del Sindicato de Pasajeroses asistieron al discurso que Nader
dio en Los Ángeles en agosto. Después de que Nader habló por más de una hora, detallando un abuso corporativo tras otro, pero evitando cualquier discusión sobre el racismo y la opresión nacional en Estados
Unidos, Martín Hernández, del Strategy Center, gritó desde la audiencia: "¿Qué puede decir sobre el racismo?" Nader respondió con desdén: "Bueno, ¿cuál creen que es mi posición? Estoy en contra del racismo."
Luego, sin embargo, continuo diciendo que, según su punto de vista, la "cuestión racial se incluye en la de clase". Durante el período de preguntas y respuestas, María Guardado, del SDP,
preguntó a Nader cuál era su posición sobre la intervención y asistencia norteamericana en Colombia y él contestó de nuevo: "¿Cuál cree que es? Me opongo a esas acciones." Luego continuó hablando, una vez
más y de una manera un poco sarcástica, sobre la hipocresía de la guerra contra el narcotráfico en Colombia y empezó con un monólogo extraño acerca de los beneficios de la legalización de la marihuana, pero
pareció no entender la gravedad de la intervención estadounidense en los asuntos internos colombianos, del asesinato de guerrilleros y campesinos, o de la ira que María, una veterana del FMLN en El Salvador,
sentía con respecto a la dominación norteamericana de América Latina. En la síntesis después de la reunión, los miembros del SDP expresaron que se habían sentido como intrusos y no tenían interés en
colaborar en la campaña de Nader, observando además que el sentimiento era mutuo con el personal del candidato. Vanessa Daniel, en su artículo Ralph Nader's Racial Blindspot
("El punto ciego de Ralph Nader en las relaciones raciales"), publicado en la revista Color Lines, reporta una historia espeluznante que confirma nuestra experiencia directa. En una junta masiva en
Seattle, Nader reprendió a Hop Hopkins, uno de los principales activistas negros de la Brown Coalition, diciéndole: "Usted me pregunta qué es lo que he hecho para llegar a la comunidad negra y abordar los
problemas raciales, y yo le pregunto, ¿cuántos negros trajo aquí hoy para escucharme y apoyar esta campaña?" De hecho, el único momento en que Nader habló voluntariamente acerca de las comunidades
multiétnicas en su discurso de Los Ángeles fue cuando los propuso, aunque no estaban representados en la sala, como una cuña estratégica para ayudar en su campaña. Cuando se le preguntó acerca de cómo
pensábamos abordar la cuestión de su exclusión de los debates nacionales, Nader respondió: "Si pueden ir a conseguir grupos latinos y afroamericanos para organizar un debate y me invitan, los otros dos
candidatos se verán forzados a presentarse porque aparecerían como cobardes si no lo hicieran." Así que, se supone ahora que los Verdes blancos deben organizar a los mismos negros y latinos que no se
presentaron a escuchar a Nader para que monten un debate que permita poner en evidencia a Gore y a Bush. Existen demócratas y
republicanos que se están postulando para puestos políticos en el ámbito nacional que son mucho más directos y valientes que Nader para lidiar con las cuestiones del racismo y el imperialismo. Jesse Jackson Jr., congresista demócrata de Chicago, ha dicho que colaborará con Gore cubriéndose la nariz, que trabajará en contra del Consejo
de Liderazgo Demócrata y los Dixiecrats
(los aristócratas sureños) en su propio partido, que exigirá que se abran los debates para incluir a Ralph Nader, y que siente que la división racial es la contradicción central de la sociedad norteamericana.
Tom Campbell, republicano moderado que se está postulando en California para el Senado de Estados Unidos, le comentó a un recaudador de fondos de su partido: "Me siento orgulloso de mi
trayectoria. Voté a favor del juicio político de Bill Clinton y en contra de la guerra ilegal en Kosovo. También me opuse al uso de tropas estadounidenses para reprimir a la gente de países tercermundistas
como Colombia." Tanto Jackson como Campbell tienen mucho que perder, hasta represalias de sus propios partidos, y ninguno de los dos se ha colocado en una posición izquierdista o radical; sin embargo, hablan
con una independencia y radicalismo más convincentes que las peroratas repetitivas de Nader cuando recrimina el poder corporativo de la manera más limitada y económica. Como Nader no se está
postulando para ganar, su contribución a las elecciones es que puede presentar cuestiones que quedan muy afuera de los límites de las ideas posibles a fin de lanzar un reto frontal contra el racismo y la
dominación mundial de la sociedad norteamericana, de concentrarse en el abuso de los derechos humanos en Estados Unidos en lugar de China, de retar a los activistas blancos y a los trabajadores
sindicalizados bien remunerados para confrontarse con su propia patriotería y privilegios clasistas de la manera en que se aprecian a escala mundial. El enfoque limitado de Nader en su desafío de las
corporaciones para el beneficio económico inmediato del "consumidor" es tan semejante al populismo de Gore, que Nader se ha visto reducido a decir que la principal diferencia entre los dos es que si resulta
elegido (que no espera que ocurra), él sí
cumpliría con lo que Gore sólo promete. En estas formulaciones no se presenta ningún desafío al sistema. A lo mejor Nader es el verdadero conservador compasivo. |